El beneficio oculto del TMEC

Mateo Diego Fernández

Para el comercio internacional, el mes de julio ha sido muy importante por dos razones: entró en vigor el TMEC y se echó a andar el MPIA (mecanismo temporal de apelaciones) en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El común denominador de estos eventos es que reactivan los dos mecanismos de solución de controversias más importantes con que cuenta México.

Estos mecanismos, normalmente poco conocidos, son esenciales para el funcionamiento de los tratados. Por ejemplo, si una empresa (mexicana o extranjera) invierte en una planta en México para poder exportar a EE.UU. y luego enfrenta un cierre arbitrario de fronteras, pierde su inversión y posiblemente arriesga su existencia. Si el riesgo de que esto ocurra es alto, de entrada va a dudar si invertir o no. Los mecanismos de solución de diferencias existen para asegurar que las reglas se cumplan, y con ello dar certidumbre a las empresas para aprovechar las oportunidades de los tratados para invertir, generar empleo, obtener insumos y producir para exportar.

El capítulo XX del TLCAN resultó ineficaz para destrabar conflictos de gran calado, como el del azúcar entre México y EE.UU.; en sus más de veinticinco años sólo pudo dirimir dos asuntos entre ambas naciones. El no haber acordado listas de árbitros desde el principio provocó la parálisis casi total de ese esquema.

La ventaja del TMEC es que cuenta, desde el inicio, con una lista de 30 panelistas (10 por cada país) que se encargarán de dirimir conflictos sobre interpretación u operación del Tratado. Esto hace toda la diferencia, ya que impide que el país demandado bloquee la integración del panel arbitral y, con ello, nulifique la posibilidad de lograr la corrección de la medida.

El MPIA, por su parte, es un acuerdo entre veintidós integrantes -incluida la Unión Europea, China, Canadá, Australia, Brasil, México y otros países de los cinco continentes- para superar la inoperancia del Órgano de Apelación de la OMC, que por desacuerdos al interior de la organización se quedó sin integrantes desde 2019. Crea un panel de 10 árbitros para revisar disputas entre países.

El MPIA no es una solución perfecta: los países tienen que someterse voluntariamente a este tipo de arbitrajes, y muchos países altamente litigiosos no participan en él (p.ej. EE.UU., India, Japón, Rusia). Pero en el contexto actual, este acuerdo provisional es la única manera de mantener a flote el sistema de solución de diferencias de la OMC. Gracias a este esfuerzo, los países que integran el MPIA ya no tendrán el riesgo de que la parte que pierda una disputa decida sencillamente “apelar al vacío” (esto es, pedir un recurso a sabiendas de que la segunda instancia está inutilizada) para mantener impunemente una medida proteccionista.

Los expertos que resolveremos las disputas del TMEC y de la OMC tendremos un reto enorme: recaerá en nosotros interpretar los acuerdos, a partir de la capacidad técnica y la experiencia práctica, de modo que las partes en conflicto puedan resolver sus desencuentros con base en una determinación imparcial realizada por expertos independientes.

Y ahí está la importancia del tema para México, para las empresas mexicanas y para las empresas que invierten en nuestro país: contar con mecanismos para defender sus intereses, evitar arbitrariedades y asegurar el cumplimiento de reglas justas.

En una época marcada en todo el mundo por los discursos nacionalistas, el rompimiento de las cadenas de suministro y la falta de cooperación, esto es una muestra palpable que sí se puede seguir construyendo instituciones sólidas para que los desencuentros se resuelvan por cauces legales y no apelando a la ley del más fuerte.

Mateo Diego-Fernández, árbitro de apelaciones en OMC, panelista TMEC y socio en Agon Economía|Derecho|Estrategia